Vivimos en un mundo donde hay más mujeres que hombres en el mercado de trabajo, pero todavía son muchas las que siguen teniendo dificultades para lograr su independencia económica. Este dato junto con el peso desproporcionado de las responsabilidades con las que carga la mujer continuará disminuyendo su independencia económica y tendrán un efecto para toda la vida tanto en su carrera como en sus ingresos y pensiones.
En Alares apostamos por las personas, sin tener en cuenta el género de estas.
Apostamos por el talento. Nuestro comité de dirección está integrado por un 67% de mujeres y un 33% de hombres, y nuestra plantilla total, compuesta por 432 personas, está formada por un 68% de mujeres y un 32% de hombres.
Aunque las habilidades de hombres y mujeres, sus talentos y aspiraciones son necesarios para poder dar forma a la economía y la sociedad, hay áreas en las que en el futuro parece que seguirán siendo dominadas ya sea por hombres o mujeres. Los niñas son más propensas que los niños en buscar una profesión en el ámbito de la educación o la salud. Los niños optan por profesiones en ciencias exactas, matemáticas o ingeniería. No obstante, merece especial mención que las mujeres se han incursionado en materia de gestión y la política. También es importante hacer mención como las niñas superan a los niños en el ámbito de la educación.
La igualdad en cuanto a la toma de decisiones ya no parece un objetivo distante para un puñado de países que cada vez están más cerca de erradicar la brecha entre géneros. Pero todavía son muchos donde la participación de las mujeres en la toma de decisiones es extremadamente baja. Es cierto que la UE tiene un papel clave que desempeñar para garantizar un progreso continuo en todos los países, pero también lo es que somos cada uno de nosotros, a nivel individual quienes tenemos que irnos a nuestra esfera personal y desde ahí, cada uno, aportar nuestro granito de arena para llegar a conseguir esa igualdad.
Es necesario trabajar desde nuestro propio hogar con los más pequeños. Las empresas, como fuentes generadoras de bienestar y riqueza social, son quienes tienen que sensibilizar para que se produzca ese cambio, que comienza en basarse en las competencias de las personas y no en su género.
El colegio y las universidades son uno de los espacios de socialización más importantes, y es ahí donde también tenemos que poner especial énfasis en romper ese sesgo social y cultural.
Cada uno de nosotros, desde nuestra posición, empleador, educador, padre o madre de familia, tenemos el poder para llegar a esa igualdad. Porque tenemos que llegar a un día donde no tengamos que hablar de hombres ni de mujeres, ni de fútbol o ballet, ni de rosa o azul, o de muñecas o juegos de acción. Romper con ese cambio de mentalidad desde que un bebé nace es esencial para llegar a esa igualdad. Es cuestión de valores y de educar en igualdad. Tenemos que llegar a un día donde hablemos de personas, no de hombres y mujeres, y solo con el compromiso de cada uno, podremos conseguirlo.