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El Regalo de la Diferencia por Alberto Rodrigo, Coach de Vida

¿Son la igualdad y la diversidad enemigos, o por el contrario son términos compatibles? Si cada uno de nosotros somos únicos, especiales e irrepetibles, ¿quiere decir esto que no hay cabida para la igualdad? ¿Es lo mismo igualdad que equidad? Vamos por partes…
Consideremos la diversidad como un auténtico regalo, la diferencia como algo que aporta, suma y multiplica. Cada peculiaridad de la persona se puede ver como una diferencia, una singularidad y una distinción que enriquece. Eso no es incompatible con la idea de que todos debemos tener los mismos derechos.
Para ello es importante aprender a formar “comunidad” a ser parte de un todo. No quiere decir que todos tengamos que pensar de la misma manera, hacer las mismas cosas, vestir y actuar igual; no es una cuestión de uniformidad sino de dar forma a una unidad común. Si empezamos a ver a la empresa como una comunidad que comparte fines, propósitos y objetivos comunes, nos daremos cuenta de lo importante que es la diferencia, la diversidad.
Profundicemos un poco en el significado de igualdad. Según el diccionario es la condición o circunstancia de tener una misma naturaleza, cantidad, calidad valor o forma, o de compartir alguna característica. También se atribuye a la proporción o correspondencia entre las partes que uniformemente componen un todo.
Y ahora veamos el significado de equidad: Es la cualidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones. También la cualidad que consiste en no favorecer en el trato perjudicando al otro.
De estas y otras definiciones se pueden sacar varias reflexiones. La diferencia está en que la equidad se refiere a dar a cada uno lo que le corresponde, necesita o “merece” (no desde un sentido necesariamente negativo). La igualdad implicaría recibir todos el mismo trato sin tener en cuenta las diferencias.
Aquí nos puede servir el caso de la discapacidad que ahora se le ha acuñado el nombre de diversidad funcional, con el objetivo de eliminar la carga peyorativa de la palabra “discapacidad” y darle un sentido mucho más preciso. Una persona con diversidad funcional tendrá unas necesidades diferentes a otras, pero también aportará y enriquecerá a la comunidad de manera especial y única. Me gusta decir que todos somos personas con alta capacidad, y esto se refiere a todos, y en todo caso de manera más determinante cuando hablamos de las personas mal denominadas como “discapacitadas”.
A veces consideramos la diferencia como una amenaza o incluso emitimos un juicio de valor a los que son diferentes a nosotros. Te propongo los siguientes pasos:

  1. Observar las diferencias desde una perspectiva diferente. Cambiar el foco.
  2. Valorar las diferencias de los demás como algo que suma a un todo.
  3. Abrazar esas diferencias como un regalo.
  4. Celebrar la diversidad y disfrutar de ella.

Si te sientes diferente, ¡claro que lo eres! , y además es un regalo para ti y para cada persona que compone un sistema, sea éste una familia, empresa, o de cualquier otro tipo.
Alberto Rodrigo
albertorodrigocoach.es

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